MEDICAMENTOS
Medicamentos caducados
En los hogares españoles se acumulan gran cantidad de medicamentos, algunos de ellos relacionados con tratamientos que ni siquiera se han empezado
En la mayoría de los hogares se cuenta con el consabido botiquín o cajón de medicamentos donde, además de aspirinas y vitaminas, se guardan muchos restos de medicinas que, por desgracia para el sistema de salud español, corresponden a tratamientos que ni siquiera se han empezado. Por si fuera poco, una buena parte están caducados, si bien una vez que rebasan la fecha de vencimiento la mayoría de las preparaciones farmacéuticas pierden parte de su eficacia y algunas pueden desarrollar un perfil de reacción diferente y adversa en el organismo. A pesar de que si se consumieran estos fármacos lo más probable es que no ocurriera nada, es poco aconsejable hacerlo.
España es un gran consumidor de fármacos. En 2010, en el sistema público de salud se habían extendido más de 1.000 millones de recetas, una media de 21 recetas por persona y año. Según un informe del Gobierno británico, en el que se analizó el consumo de medicamentos en 14 países del Primer mundo, España es el segundo país que más consume, por detrás de EE.UU. y seguido de Francia.
La importancia de reciclar medicamentos
Los medicamentos nunca deben tirarse a la basura o al inodoro, ya que son contaminantes tanto para las personas como para los animales y el medio ambiente. Otro motivo de contaminación tiene su origen en la orina de los consumidores de fármacos. Las depuradoras no consiguen filtrar estas sustancias y contaminan las aguas. De esta manera, los ríos españoles se han convertido en un vertedero del botiquín, donde se almacenan todo tipo de sustancias: desde antidepresivos a antibióticos, antiinflamatorios y analgésicos.
Entre los fármacos que más se detectan destacan los hipolipemiantes (para tratar hipercolesterolemias), los analgésicos, los antiinflamatorios y los antiepilépticos. También abundan los antibióticos, algo que resulta preocupante por su capacidad de provocar bacterias resistentes. En cuanto a la repercusión, se han detectado daños hepáticos y renales en los peces, así como feminización en los machos como consecuencia de las píldoras anticonceptivas y otros tratamientos hormonales.
Esta nueva contaminación farmacológica amenaza sobre todo al medio ambiente, pero podría llegar a afectar también a la salud de las personas. Preocupan en especial los efectos de las hormonas por su potencial repercusión en mujeres embarazadas o su implicación en problemas de infertilidad masculina.
Con la finalidad de efectuar esta tarea de reciclado y eliminado, se ha implantado el SIGRE (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases), constituido por Farmaindustria, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y la Federación de Distribuidores Farmacéuticos. La misión de SIGRE consiste en promover y facilitar la recogida de medicamentos para su correcto tratamiento medioambiental.
La recogida se efectúa en los centros de salud y en las farmacias a través de contenedores especiales donde se depositan las medicinas usadas o caducadas. Una vez recogidos, pasan por un proceso de selección para, en primer lugar, separarse según el material del envase (cartón, plástico o vidrio). Estos materiales se someten a un proceso de reciclaje, mientras que los restos de medicamentos se eliminan según la normativa para este tipo de residuos.
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